lunes, 16 de julio de 2007

Mi autoestima espiritualizada

MI AUTOESTIMA: PLACER Y TAREA

Precisamente porque Dios me hizo persona, un ser auto consciente único y responsable de mi libertad para amar, soy una criatura valiosa, llena de talentos, dotada de hermosura y dignidad. Por lo mismo, soy merecedor de estimación y respeto por parte de los demás seres humanos, mis hermanos.

Por la misma razón soy acreedor de la autoestima. Merezco ser estimado por mi mismo. Y también, como dice el refrán, "nobleza obliga." En razón de mi altura y dignidad, por la dotación tan rica de auto conciencia, talentos y cualidades, tengo la responsabilidad de desarrollar la estimación de mi propio yo.

Soy persona, como acabo de recordar, implica que soy responsa­ble.;: Y caen bajo mi responsabilidad no sólo mis pensamientos, sentimientos y comportamiento, sino también y sobre todo, mi propio yo único e irrepetible.

Al decidir mi propia existencia, en aquella carrera inicial, logré conquistar el placer de vivir. Pero al mismo tiempo asumir la tarea de incrementar cada día la calidad de tu vida, el valor y belleza de mi propio yo, la estima y promoción de mi ser personal.

Si me responsabilizo de mi propia estima, tal como mi ser lo reclama, se abre entonces para mi la perspectiva de múltiples horizontes.

1. AMBIENTE PROPICIO PARA MI AUTOESTIMA

Así como en el vientre materno elegí correr y llegar primero a aquella perla de vida que, como príncipe poderoso, me transformé

en semilla del yo que hoy soy ahora puedo escoger el ambiente que mejor permita el desarrollo de mi autoestima.

A- AL CALOR DE LA HERMOSURA DEL AMBIENTE NATURAL

La alfombra de vida que recubre a nuestro planeta, además de propiciar la existencia de plantas, animales y seres humanos, se ofrece como hermosura que enciende el placer de mis sentidos y el gozo de mi alma.

La madre naturaleza no se contenta con regalarme las condiciones necesarias para que yo viva. Además quiere que yo viva feliz. Y se muestra pródiga y generosa en caricias para mis ojos, oídos, olfato, gusto y tacto. Se vale de mil y mil recursos para colmarme de placer y de contento.

Por mi, la naturaleza edifica montañas majestuosas, las recubre de bosques, y agudiza sus cumbres con la blancura de la nieve, para introducirte en la profundidad celeste de los cielos. De este modo transparenta para mi alma los espacios infinitos que rebasan los límites del universo.

Al mismo tiempo, regala a mis ojos con el verdor de sus campos, el colorido de sus flores, la transparencia cristalina de sus aguas y la variedad de sus espacios y formas. Pero también te sorprende con la ocre sequedad de sus desiertos, la dureza cortante de sus rocas y el oro fino y delicado de sus arenas.

Para mis oídos, dirige la orquesta de sus criaturas y conduce la interminable sinfonía de la vida. El pentagrama son los ríos y los mares, los vientos y las tormentas, la lluvia cadenciosa y las copas de los árboles.

E igual que en la Novena de Beethoven, introduce en esta sinfonía el coro de sus aves, con ciertos solos que te transportan de alegría, como el canto del jilguero. En ocasiones me estremece, al introducir el rugido de sus leones, el bramido del búfalo y del toro, el aullido del perro y de los lobos.

A veces te arrulla y adormece con el canto de los grillos, la ululación de los búhos y el murmullo de otras aves nocturnas.

El zumbido del avión, el ruido sordo de los autos, el chasquido monótono de las máquinas así como la sirena de las fábricas y el

claxon de los coches, se unen al concierto de la vida. Pero, también el ser humano toma parte.

Escuchas las voces de los niños que juegan, el llanto y las quejas del que fue aporreado, los vivas de los aficionados a un deporte, las notas de la música compuesta por el hombre a imitación y semejanza de la naturaleza.

Esa misma naturaleza excita los placeres de mi olfato con el perfume de sus flores, la fragancia de sus plantas, el olor resinoso de sus bosques y el aroma peculiar de sus mares...

Y, ¿qué decir de los deleites que guarda para mi boca? Ahí tienes las frutas de mil sabores. Siento ahora el frescor del agua y de sus jugos. Saboreo la crujiente variedad de sus granos y nueces. Paladeo la acuosa blandura de sus vegetales y verduras. Revivo la excitante provocación de los ajíes y demás especias. Dejo que se me haga agua la boca al recordar el agrio sabor refrescante de limones y naranjas

Además, permito que ella acaricie mi piel. Siento el abrazo de la temperatura ambiental. Tal vez ahora mismo puedo gozar el paso de la brisa que apenas roza mi piel delicadamente. Quizá tengo la oportunidad de percibir el beso cálido de los rayos solares o la suavidad de la arena en la playa o el movimiento rítmico de las olas del mar...

Es obvio que la vida me regala sus mejores caricias mediante las manos de mis semejantes. Seguramente disfruto los distintos matices del amor, sea en las manos cariñosas de mi madre que en las manos fuertes de mi padre, o en las manos ardientes de mi pareja, o en las manos amables de mis amigos... Puedo imaginar la explosión de placer y alegría que se me depara mediante los abrazos, besos y caricias de quienes me aman...

En concreto, me responsabilizo de mi tarea de estimar y valorar mi propio yo, cuando me procuro el contacto consciente y gozoso con la naturaleza. Vibrar a su ritmo y percibir los mensajes que regala a mis sentidos, son expresiones de estima para tu propio yo.

B- MI AMBIENTE SALUDABLE

Tal vez estés reteniendo en mi lengua una objeción. Quizá deseo rebatir mi sugerencia de ponerte en contacto con la naturaleza y sintonizar con su ritmo vital. Me quiero decir, probablemente, que vivo en la gran ciudad. Solo que aquí sólo hay ruidos estresantes, humo y gases letales en el aire, basura y desechos contaminantes, perros por todas partes, falta de espacio, una capa de ozono disminuida o agujerada, carencia de árboles y zonas verdes.. solo cemento y mas cementos de 30 pisos.

Tengo razón. Yo he vivido en Sgo,. Desde el 42. Sé por experiencia lo que significa vivir en unas de las ciudades más contaminada del mundo, según algunos pareceres. Y aunque yo habite en una ciudad con índices menores de contaminación, seguramente añoro la posibilidad de vivir en el campo. De algún modo echo de menos el abrigo tonificante de la naturaleza.

Si, como me imagino, es difícil que me vayas a vivir a los bosques o a la orilla del mar, tal vez cuentas con los fines de semana y las vacaciones para emigrar a lugares más saludables.

Este es, en concreto, el desafío que la autoestima presenta a mi responsabilidad. Necesito esforzarme y hacerme violencia incluso, con el fin de romper mi rutina semanal y salir al campo. Aunque sea por unas horas, beneficio enormemente a mi propio yo si lo pongo en contacto con las voces de la naturaleza, sus aromas y perfumes, las caricias del sol y de los vientos...

Pero esto me parece una medida temporal solamente. A largo plazo puedo planear mi traslado a una población más pequeña y apartada, con fácil acceso a la fiesta que la madre naturaleza celebra para ti sin cansarse jamás.

Si estimo y amo a mi yo, por otro lado, haré lo posible por proteger mi medio ambiente. Sembrar y plantar árboles, evitar ruidos, colocar la basura en su lugar, evitar el uso de aerosoles y detergentes no biodegradables, en pocas palabras, defender la naturaleza, significa cuidar el hogar de mi propio yo. El amor y protección del ambiente natural mediante acciones concretas, revelan la autenticidad de la estima que mi propio yo espera de mi.

En ocasiones el ambiente donde estudio o trabajo o me divierto, no es saludable. Por decir algo, imagina que allí se fuma mucho o se bebe demasiado alcohol. Tal vez la drogadicción es frecuente. O quizá encuentro allí personas muy negativas que producen un ambiente sombrío, pesimista, destructivo...

Creo que en cualquiera de estos casos es obvio lo que mi propio yo me lo pide... El te reclama un entorno que nutra mi salud física, emocional, mental, social y espiritual.

C- ENTORNO FAVORABLE A TU DESARROLLO

Como he insistido ya, el mejor entorno para tu salud física es el campo. Allá donde respiro aire puro, escucho la música de la vida, contemplo con facilidad su hermosura, experimento el abrazo de los rayos solares y el paso refrescante de la brisa.

El trabajo, sea como estudiante que como apoyo a los quehaceres domésticos, constituye un clima normalmente ideal para el desarrollo de la dimensión emocional, mental, social y espiritual de mi propio yo. Si. soy una persona adulta, este principio resulta doblemente válido.

El trabajo, sea cual sea, se orienta a la construcción de la cultura. Por tanto, es trabajo mi actividad puesta al servicio de la transformación del mundo, el bienestar social y el desarrollo humano. También es trabajo lo que hago en favor de la apertura de horizontes que ofrecen un sentido a la existencia de los indivi­duos.

Como obrero en un fábrica o como médico en un hospital, como campesino o como maestro, como chofer o psicoterapeuta, como portero o sacerdote, como mesero o estudiante, puedes contribuir a la edificación de la cultura en sus tres aspectos: natural, social y espiritual.

Al embarcarme en cualquier trabajo que beneficie a los seres humanos, le procuras a mi propio yo un ambiente propicio para su -desarrollo. Esta es una expresión concreta de mi autoestima.

En este mundo, como sé por experiencia, hay ambientes sociales de convivencia y diversión que resultan altamente benéficos para mi.

Un buen ejemplo de esto, tal vez, podría ser el mundo del deporte. Lo normal es que los deportistas generen un contexto saludable. Se esperaría que allí no haya lugar para el cigarrillo, alcohol, drogas, aventuras sexuales, desveladas inútiles y demás desenfrenos nocivos para tu propio yo...

También existen grupos de terapia, grupos de amigos,. comunida­des de base, etc., que producen una atmósfera propicia para el desarrollo de los individuos. Se genera, más que nada, un ambiente de comunicación abierta y directa. Se viven actitudes de autentici­dad, aceptación incondicional, comprensión empática, cooperaciónmutua, etc.

Y cuando tales actitudes son el fundamento de una comunicación confiada y sincera, mi propio yo habrá encontrado el entorno más favorable para su desarrollo.

Me parece claro que sería ideal que la familia ofreciera semejante clima de comunicación. Tal vez ello sigue sucediendo en algunas. Sin embargo, no es lo ordinario en nuestros días. El influjo de la Telecable suscita, más bien, la desintegración, el abandono del hogar por parte de los jóvenes, el divorcio de los cónyuges, los resenti­mientos y los odios...

No sería improbable que tú también necesitaras buscar fuera de casa el ambiente grupal que necesitas para tu desarrollo humano.

Igual que éste, aunque quizá de menor importancia, hay otros tipos de ambiente que puedes escoger para realizar mi autoestima. Es mi responsabilidad la búsqueda de las condiciones ambientales que mejor contribuyan al crecimiento constante e interminable de mi propio yo.

2. CONDUCTAS CONSTRUCTORAS DE MI PROPIO YO.

Recuerdo que la fórmula del éxito tiene cuatro elementos:

1) meta, 2) acción, 3) agudeza y 4) flexibilidad. Pues bien, ahora me voy a referir, en modo especial, a la acción externa que puedo emprender para conseguir mi autoestima.

A-MIS ACTIVIDADES CORPORALES

Yo soy un cuerpo animado o un espíritu encarnado. Las palabras no son tan importantes como la conciencia de que yo soy también mi cuerpo. En la cultura occidental se tiende a enfatizar tanto el valor de la razón, de la mente, del cerebro izquierdo, que acabamos creyendo que "el cuerpo es la cárcel del alma," como diría Platón.

No niego que soy espíritu. Afirmo, más bien, que soy un espíritu encarnado. Formo una unidad indisoluble alma-cuerpo o"esencia"-cerebro de acuerdo al lenguaje científico de nuestros días.

Por tanto, ni soy sólo cuerpo ni eres sólo espíritu. SOY un cuerpo espiritualizado,Para AMAR intensamente a ÉL y a todos los que me rodean..

Y porque por la dimensión corporal soy constitutivo esencial de mi propio yo, la autoestima reclama atención a mi cuerpo. En conse­cuencia, mi propio yo espera que cuide, cultive y estimule mi energía, salud y bienestar corporales.

El primer paso en esta dirección de la autoestima podría ser la respiración profunda-Como sé, el oxígeno es fundamental e indispensable para la vida animal. Si las neuronas de mi sistema nervioso carecen de oxígeno durante cinco minutos, se mueren. Así de importante es dicho elemento para mi organismo.

Un método de respiración profunda experimentado en la Univer­sidad de CHILE Med, implica las siguientes proporciones: inhalación ,

1; retención = 4; exhalación =2. Como puedes advertir, inspirar durante un segundo es muy poco. Por tanto, de acuerdo a tu capacidad, multiplica esas tres cantidades por el mismo número. Tal vez podrías empezar de la siguiente manera: inhalación=7 :retención=7 ;exhalación =..

El objetivo es lograr satisfacer las tres "necesidade sicólogica vitales"para empezar ha ser felices "YA."Se los recomienda que tres veces al día hagamos diez respira­ciones siguiendo dicha proporción. Haz la prueba y descubrirás que tu energía física aumenta notablemente.

La segunda fuente de energía para mi organismo es la alimenta­ción. Ojalá pueda ir disminuyendo el consumo de grasas, azúcares (caramelos, chocolates, pasteles, refrescos), harinas, carnes rojas, etc.

En cambio, deberías preferir alimentos ricos en fibra y agua, como las frutas, verduras, legumbres, granos, germinados, nueces, etc. Incluso el pescado, el pollo, los derivados de la leche y los huevos, redúcelos a una porción por semana. Ciertas combinaciones, por ejemplo la de arroz con frijoles, son ricas en proteínas.

Brindar a mi cuerpo una nutrición sana es un modo más de expresar mi autoestima. Así le procuras más energía, menor desgaste y mayor duración a la dimensión corporal de mi yo.

En la misma perspectiva se coloca el movimiento y ejercicio físicos. Ellos representan un factor fundamental de mi vida. Porque me moví y corrí en las avenidas cálidas del seno de mi madre, alcancé el premio de la vida. Mis músculos y todos los sistemas que configuran mi corporeidad requieren movimiento y ejercicio. T Q M PEPE.Con cariño de "PADRE ESPIRITUAL"

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